domingo, 5 de mayo de 2013

Perfecto

Como aquellos incrédulos que sentenciaron a Aristarco,
yo dudo del mundo y su inmensidad.
Y es que, distancia y tiempo, suenan en mis oídos
como las más absurdas incógnitas.

Amar es un verbo que trasgrede tiempos.
Tu y yo.
Siempre aquí.
Siempre ahora.

He conquistado cada horizonte de ti cuerpo
como para seguir creyendo en misterios.
"No hay enigmas".
Y sin embargo, nunca sé,
nunca espero,
siempre me asombro.

Me posees y me se dueña del mundo,
El nuestro y el que ignoramos.
Me ves y lo entiendo todo.
Lo veo todo a través de tus ojos.

Somos dioses, y el cosmos se crea
y se re-crea
a nuestra imagen y semejanza.