martes, 16 de noviembre de 2010

Confieso que he pecado.

El pan de cada día
Entre tus piernas.
Me arrodillo y te rezo mis deseos.
Pecados,
Sacrilegios.

Toco el cielo
Mientras pruebo tu sexo.

En tu piel encuentro la revelación
Que me explica la vida, la muerte y la resurrección.

Son tus caderas las que marcan mi camino
Mi verdad y mi vida.

Tu cara del ángel favorito de dios.

Esos ojos, fuente de toda luz
¡Ilumíname!

Tus hermosos hombros
Donde invitas a reposar mis piernas.

Escucho la palabra divina en tus gemidos

Sellamos el último de los orgasmos compartidos
Con un beso, tibio y suave
De tus carnosos labios,
Deliciosos

Respiro, e inhalo tu soplo divino.
Vuelvo a nacer.

Confieso que con tu cuerpo he pecado
De pensamiento
De palabra
De obra
Más nunca de omisión.

¡Gracias mujer por tentarme al pecado!

Ante dios todo poderoso y ustedes hermanos
Declaro que no me arrepiento, ni hare penitencia.