El pan de cada día
Entre tus piernas.
Me arrodillo y te rezo mis deseos.
Pecados,
Sacrilegios.
Toco el cielo
Mientras pruebo tu sexo.
En tu piel encuentro la revelación
Que me explica la vida, la muerte y la resurrección.
Son tus caderas las que marcan mi camino
Mi verdad y mi vida.
Tu cara del ángel favorito de dios.
Esos ojos, fuente de toda luz
¡Ilumíname!
Tus hermosos hombros
Donde invitas a reposar mis piernas.
Escucho la palabra divina en tus gemidos
Sellamos el último de los orgasmos compartidos
Con un beso, tibio y suave
De tus carnosos labios,
Deliciosos
Respiro, e inhalo tu soplo divino.
Vuelvo a nacer.
Confieso que con tu cuerpo he pecado
De pensamiento
De palabra
De obra
Más nunca de omisión.
¡Gracias mujer por tentarme al pecado!
Ante dios todo poderoso y ustedes hermanos
Declaro que no me arrepiento, ni hare penitencia.